Reformando el Estándar de Combustibles Renovables (Renewable Fuel Standard) y Promoviendo mejores prácticas para la frontera
Durante una audiencia ante Congreso en junio, el presidente y director ejecutivo de NWF, Collin O’Mara, promueve el uso de biocombustibles más limpios y sostenibles para beneficiar a la vida silvestre y los hábitats.
DESDE EL SIGLO PASADO, las alianzas entre gobiernos, grupos de conservación y otros actores han jugado un rol crítico en la recuperación de poblaciones de vida silvestre, al mismo tiempo que han ayudado a limpiar el aire que respiramos y el agua que consumimos. Sin embargo, existen también muchos casos en los que estas políticas gubernamentales ponen en peligro nuestros recursos naturales. En esta edición, describimos dos ejemplos de cómo este tipo de políticas pueden generar consecuencias negativas involuntarias, y cómo la National Wildlife Federation está fomentando soluciones innovadoras.
El pasado mes de junio, testifiqué ante la Cámara de Representantes de los Estados Unidos sobre la urgente necesidad de reformar el Estándar de Combustibles Renovables (Renewable Fuel Standard/RFS), el cual exige que se mezcle etanol de maíz o biodiesel de soja con nuestros combustibles (ver Breaking the Prairie). Inicialmente diseñado para disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero y aumentar la demanda de biocombustibles sostenibles, el RFS fracasó en cumplir con estos objetivos, provocando más bien la destrucción de hábitats, la contaminación de agua potable, la disminución de poblaciones de vida silvestre y el aumento en la contaminación del aire. Reformar el RFS es una prioridad clave para la “Federation”. Afortunadamente es posible contar con reformas bipartidistas y sensatas, las cuales incluyen la reducción del volumen de etanol de maíz que se mezcla con el suministro de combustible, la promoción de biocombustibles más avanzados y amigables con el medio ambiente, el financiamiento de la restauración de pastizales y el cumplimiento de las protecciones legales que previenen la conversión de hábitats a cultivos para biocombustibles.
Por otra parte, la propuesta de construcción de un muro continuo a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México, es otro ejemplo de una política que tendría efectos involuntarios sobre la vida silvestre (ver Up Against a Wall). Desde la destrucción de hábitat hasta la fragmentación de los rangos de especies y corredores migratorios, las consecuencias de este proyecto podrían afectar a cientos de especies, algunas de las cuales se encuentran actualmente en peligro o amenazadas, como es el caso de los ocelotes y los jaguares. De igual manera, funcionarios federales que trabajan en la frontera en Texas me informaron de primera mano que hay soluciones tecnológicas más efectivas, como es el caso de los sensores de tierra, cámaras, drones y radares. Estos evitarían impactos negativos sobre la vida silvestre. Actualmente estamos trabajando con miembros del Congreso de ambos partidos políticos para apoyar tales alternativas.
Hoy en día, un tercio de todas las especies de vida silvestre en los Estados Unidos se encuentran en riesgo o son vulnerables a la extinción. Confrontar esta crisis de manera inmediata, antes de que empeore, es imperativo. Si bien queda todavía mucho trabajo por hacer, como por ejemplo aprobar la Ley de Recuperación de la Vida Silvestre de América (Recovering America’s Wildlife Act), es necesario que tengamos el coraje de repensar las políticas gubernamentales que continúan causando daño.
Traducción: Jessica Ordóñez-Lancet
Sigue a Collin O’Mara en Twitter twitter.com/Collin_OMara. Para compartir tus ideas y opinión, envía un correo electrónico a president@nwf.org.
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